Aunque en teoría un
microagujero negro (del tamaño de una partícula atómica pero con un peso de
miles de millones de toneladas) debería destruir nuestro planeta en pedazos,
los científicos, sorprendentemente, no lo creen así.
Los científicos no
albergan dudas de lo que pasaría si un agujero negro supermasivo (que se
encuentran normalmente en el centro de las galaxias) chocara con nuestro
planeta: no sobreviviríamos. Sin embargo, si en teoría la posibilidad de que
esto ocurra es nula, no lo es tanto que se produzca una 'carambola' con los
"hermanos menores" de este gigante que podrían chocar con la Tierra a
una velocidad de entre 200 y 400 kilómetros por segundo.
El resultado de este
choque provocaría una onda sísmica que alcanzaría todos los puntos de la superficie
del planeta casi al mismo tiempo, según los profesores Shravan Hanasoge y
Yang Luo, de la Universidad de Princeton. La colisión daría lugar a un
terremoto relativamente pequeño de magnitud 4, lo que no bastaría para
desencadenar una destrucción total.
Los científicos han calculado que cada diez
millones de años un microagujero negro choca directamente contra la Tierra, y
que cada 100.000 años pasa uno cerca de nuestro planeta sin tocarlo. La
explosión en Tunguska El misterioso fenómeno de Tunguska fue una
explosión aérea de gran potencia ocurrida en Siberia el 30 de junio de 1908. El
golpe fue tan descomunal que más de 2.000 kilómetros cuadrados de bosque fueron
derribados y calcinados.
El fenómeno Tunguska generó más de 30 hipótesis y
teorías sobre lo ocurrido y algunos científicos creen que el desastre fue el
resultado de la colisión de la Tierra con un agujero negro. Albert Jackson y
Michael Ryan, del Departamento de Teoría de la Relatividad en la Universidad de
Texas, sugirieron en 1973 que el agujero negro en miniatura alcanzó la Tierra
en Siberia, traspasó el planeta y salió por el Atlántico Norte.
Hace casi 40
años esta hipótesis de los estadounidenses parecía demasiado increíble y fue
rechazada. Sin embargo, los astrónomos siguen sin poder demostrar con exactitud
qué fue la explosión en Tunguska, un cataclismo que muchos atribuyen a la
desintegración de un cometa. Al parecer los choques de la Tierra con pequeños
agujeros negros son mucho más comunes de lo que se pensaba, dice el profesor
Katherine Mack de la Universidad de Cambridge, que publicó sus hallazgos en la
revista ‘New Scientist’. El científico asegura que estos choques podrían
provocar explosiones y terremotos.
20 de julio de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
0 comentarios :
Publicar un comentario