La frecuencia de colisiones y la densidad del flujo de protones en el
Gran Colisionador de Hadrones (LCH, por sus siglas en inglés) han llegado al
nivel que presupone la aparición del bosón de Higgs.
En
comparación con los niveles máximos de 2011, ahora la densidad del flujo
es tres veces más alta: alcanzó 6,6*1033 protones. En cuanto a la luminosidad
integral, es decir, el número de colisiones, desde que comenzó el año superó
los cuatro femtobarnes (1 femtobarn corresponde, aproximadamente, a 80 billones
de colisiones), lo que supone el 80% de la luminosidad integral durante todo el
año 2011.
En las colisiones de los protones acelerados hasta velocidades cercanas a la velocidad de la luz nacen y se desintegran multitudes de partículas, cuyas huellas son analizadas por detectores especiales.
Con el crecimiento del número
de colisiones, los detectores pueden descubrir procesos más raros. Con los
índices alcanzados ahora en el LCH, los físicos calculan que cada
hora debe formarse 1 bosón de Higgs y desintegrarse en dos fotones dentro del
acelerador. Eso suponiendo que exista.
La ‘partícula de Dios’ es una hipotética partícula elemental masiva cuya existencia es predicha por el modelo estándar de la física de partículas, pero jamás, al menos hasta ahora, ha sido probada. Desempeña un papel importante en la explicación del origen de la masa de otras partículas elementales. Su búsqueda, o la comprobación de su existencia, es una de las obsesiones principales de los experimentos en el LHC.
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