Antes se nos daba por inventar cuentos sin argumento. Era imaginación pura. Ahora argumentamos más, imaginamos todavía más, y seguimos en lo mismo.
Antes.
En el centro de África, por empezar cerca de donde empieza la historia del hombre, los Bantú contaban que Bumba vivía solo en el reino de la oscuridad y su tristeza era tan grande que le provocó dolor de estómago y vomitó el sol, la luna, y así.
En Nigeria, los Yoruba decían que Olorum, dios del cielo, pidió a sus hijos que creara un nuevo reino en el que extendieran a sus descendientes. Este reino se llamaría Ile-Ife y los descendientes se llamaron nosotros.
En Egipto, El Luminoso, Ra, era omnipotente. Sólo tenía que nombrar algo para que cobrara vida. Y empezó a nombrar.
En el Tibet existía un inmenso vacío sin causa ni fin. De ese vacío se levantaron suaves remolinos que dieron origen a Dorje Gyatram, que creó las nubes que a su vez crearon la lluvia que a su vez creó el océano…
En China el universo era una nebulosa caótica donde dormía el gigante Oan Ku que al despertarse enfurecido empezó a agitar los brazos y las materias ligeras se levantaron vertiginosamente formando el cielo, mientras que las pesadas se precipitaron hacia abajo y formaron la tierra.
En Grecia era el Caos y un dios separó el cielo de la tierra y la tierra del agua, etc.
Para los vikingos primero estaba el Frío y el Calor más un gran vacío entre ambos mundos. Lo demás vino cuando estos finalmente se encontraron.
Para los aztecas estaba la pareja divina, el señor de la luz del centro y la señora del cielo nocturno. Tuvieron cuatro hijos que dieron lugar al fuego, al calendario, al mar, a los cielos y a la tierra. Después la pareja divina siguió creando todo lo demás.
Los maoríes decían que la diosa Tierra llamada Papa y el dios Cielo llamado Rangi estaban siempre juntos y no dejaban que la luz llegara al mundo. Cuando tuvieron varios hijos, estos los separaron y la luz pudo llegar al mundo, crecieron las plantas y las lágrimas de Rangi hicieron los ríos
Ahora.
Se nos fue dando por elaborar mitos más racionales.
La Grecia precristiana dio luz a la primera teoría heliocéntrica de Aristarco de Samos 300 años antes de cristo. El hombre sostuvo que el sol se ubicaba en el centro y los planetas giraban a su alrededor
500 años después, el también griego Claudio Ptolomeo, elaboró una teoría egocéntrica en la que la Tierra se mantenía estática en el centro de Universo.
1000 años después vino Nicolás Copérnico otra vez a argumentar la teoría heliocéntrica, ubica al sol en el centro de todos los planetas y agrega que estos tiene movimientos circulares, entre otras cosas.
Vamos un poco más lejos, Isaac Newton plantea las leyes de gravitación universal.
Finalmente llegamos a la conclusión de un universo dinámico en fase de expansión cuyo origen puede adjudicarse a un estado de densidad y temperatura extraordinario que provocó una explosión, el Big Bang, y que a su vez podría tratarse de un universo pulsante, que se expande y se contrae cíclicamente cada miles de millones de años.
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