En primer lugar, aquellos que vivan en la costa deben preparar planes de evacuación antes de que se emita una alerta. De esta forma, podrán identificar un refugio seguro y la ruta para llegar a él.
En segundo término, es importante almacenar suministros de emergencia que deben incluir comida, agua, ropa de protección, medicamentos, pilas, linternas, documentos importantes, mapas de carretera y un depósito completo de gasolina.
También hay que tener en cuenta que, cuando se desarrolle la tormenta, los evacuados deben atender a las autoridades locales por la radio o la televisión. La historia ha demostrado que las rutas de evacuación a menudo cierran mientras dura el huracán.
Siempre hay que mantenerse alerta en los territorios en los que los huracanes tengan una mayor tendencia a manifestarse. Es cierto que la dedicación de los profesionales y la mejora de la tecnología han hecho que la predicción de estos fenómenos sea más precisa que nunca, pero todavía está lejos de ser exacta.
En quinto lugar, si te ves obligado a capear una tormenta es primordial buscar un edificio seguro y lo más resistente posible y apártese de las ventanas, las cuales se pueden convertir en unas enemigas muy peligrosas. Nada es poco para resistir la destrucción de un huracán.
Finalmente, no hay que olvidar que un periodo de calma durante un huracán suele corresponderse con el ojo de la tormenta, no con su fin. Por ello, siempre es aconsejable esperar a que las autoridades informen de que el peligro ha pasado antes de aventurarse a abandonar un refugio.
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